jueves, 19 de mayo de 2016

Mariano y Koke

Mariano-Coke. Esta vez jugaron los dos. No hizo Emery ese cambio extraño de lateral por lateral, extraño hasta provocar humor. Tanto como para que Sevilla, esa ciudad que fabrica chistes en los entierros, le hiciera una bufanda conmemorativa. Esta vez jugaron los dos y por ese ala ganó Unai la final. Con la calidad del brasileño, del que sospechaban cuando llegó en verano pero que se ha entonado hasta acabar como, seguramente, el hombre que mayor desequilibrio (junto a Banega, Gameiro y por supuesto el bigoleador Coke) aportó al ataque sevillista. Otro de esos fichajes escondidos que se saca de la manga el mago Monchi.
A Coke se le critican las formas, un poco sui generis y a veces parece que toscas, de ese Vallecas tan sano y tan auténtico del que aterrizó en Sevilla para ser hoy en día el futbolista que más tiempo lleva en la plantilla.

Pero el capitán es mucho más que un obrero y un líder. Es puro corazón, latidos que esta vez, con un gol precioso y otro oportunista, pero en ambos ocupando el lugar y el momento justos, le dio al sevillismo una gloria que no se acaba. Y que, a pesar del cansancio, amenaza con proseguir el domingo ante el Barcelona. Casi sin tiempo para celebrar, atención, una quinta Europa League en 10 años.

Fuente : www.as.com

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